Lima 06 diciembre 2010 – 2:01 pm
Informe del diario La República
La República. Perseverancia. Alfredo Yucra es ganador del primer puesto del concurso nacional de café de calidad 2010. Su chacra está ubicada en San Cristóbal, en el VRAE, y a pesar de todas las dificultades de la zona, se esfuerza por cultivar un grano de calidad. Sabe muy bien que los sueños, con esmero, sí pueden cumplirse.
Alfredo Yucra es el ganador del mejor café de calidad en el Perú de este 2010, pero para él no es suficiente porque sus sueños vuelan, van mucho más allá y ahora busca ser reconocido como el cafetalero con el mejor grano del mundo.
Yucra nació en San Cristóbal, un pueblito escondido de Ayacucho, en una zona a la que todos conocen (y temen) como el VRAE (Valle de los Ríos Apurímac y Ene), lugar en el que desde su niñez vivió rodeado de grandes plantaciones de café. Sus padres y sus abuelos se dedicaban a este cultivo.
Alfredo estudió en San Cristóbal solo hasta primaria. Ello debido a los escasos recursos económicos de su familia porque en dichas época el terrorismo estaba en auge y los pobladores tenían que mudarse constantemente y perdían todas sus pertenencias ya que tenían que dejarlas.
El productor cafetalero nos cuenta que tenía todas las ganas de seguir estudiando, pero se le presentó la oportunidad de trabajar con una persona que se dedicaba a la venta de ganado con el objetivo de ayudar a su familia a salir adelante y juntar dinero para ir a Lima. Fue en ese momento que apareció la oportunidad de ir a Ayacucho.
Es así que empieza su travesía rumbo a la capital con tan solo 14 años. Alfredo llegó a Ayacucho con mucha ilusión, pero solo permaneció 15 días como ayudante de un salchipapero.
Las malas condiciones en las que pasaba las noches no fueron de su agrado. “Dormía en un rincón con las gallinas y tampoco me pagaban, por lo que mejor decidí retirarme de ese trabajo y viajar a la capital a pesar de que no tenía nada de dinero”, recuerda.
Nuevamente retomó la ruta, pero esta vez con un amigo del VRAE, quien se dirigía hacia Lima en su camión. Alfredo aprovechó el aventón y se vino en la parte trasera del vehículo junto a 25 toneladas de cacao. El viaje duró siete días. No veía las horas de pisar tierra capitalina.
Esfuerzo constante
Ni bien llegó a la capital, se dirigió al Callao en busca del puesto de trabajo al cual lo había recomendado un paisano. Trabajaba como ayudante de cocina en un pequeño restaurante. Allí permaneció cuatro años.
Y a la par, mientras trabajaba durante el día, por las noches se dedicaba a estudiar para terminar la secundaria. Pero debido a los malos amigos no logró terminar sus estudios.
Un buen día, sus padres llegaron de visita y le comentaron que necesitaban su ayuda para cosechar el grano aromático que se estaba desperdiciando en el VRAE. Yucra enrumbó hacia San Cristóbal en plena época de cosecha del café y al ver que había mucho trabajo por hacer en la chacra, decidió quedarse y ya no retornar a Lima.
“Empecé el negocio solo con tres cuartos de hectáreas y poco a poco fui ampliando mi producción. Le vendía mi café a los intermediarios, pero en esa época el precio era muy bajo, porque costaba S/.1.80 el kilo y ahora está en S/.7.00”, nos cuenta.
Ya en el 2005 decidió formar parte de la Cooperativa Cecovasa, con la finalidad de capacitarse para cultivar y cosechar café de primera calidad.
Con la mejor disposición, el apoyo de la cooperativa y mucha constancia, empieza a participar en diversas ferias y concursos. Hasta que el 16 de octubre pasado resultó ganador del VI Concurso de Café de Calidad a nivel nacional.
“Hay que ser perseverante en el trabajo, pero mi sueño no termina con ese premio, quiero llegar a cultivar el mejor café del mundo, y lo voy a cumplir”, afirma con optimismo.