El grupo costarricense Britt reconoció ante los voceros de los cafeteros colombianos el uso indebido de la marca “Juan Valdez”, que utilizó en camisetas y otros productos con un logotipo de Café de Colombia distorsionado.
La Federación de Cafeteros de Colombia (Fedecafé), que agrupa a cerca de 560.000 productores del grano en el país, reveló en un comunicado divulgado este miércoles que la empresa costarricense usaba además en sus productos la frase “Juan Valdez drinks Costa Rican coffee” (Juan Valdez bebe café de Costa Rica).
El gerente de la Federación, Gabriel Silva, dijo que no permitirá que compañías en el mundo “se aprovechen del reconocimiento que han logrado las marcas ‘Café de Colombia’ y ‘Juan Valdez’ para vender productos similares o para impulsar otros orígenes”.
Colombia busca el reconocimiento internacional del origen de esas marcas, que considera como un patrimonio de los caficultores colombianos y “esenciales para el nuevo modelo de negocios de la caficultura nacional”, señaló el comunicado.
La Federación, que estudió acciones legales contra el grupo Britt, indicó que “los dueños de la firma reconocieron que de acuerdo con las normas internacionales de marcas estaban cometiendo una irregularidad y para evitar un conflicto jurídico, acordaron firmar un acuerdo”.
El acuerdo, anotó la fuente, contempla la suspensión de la producción y distribución de productos con las marcas colombianas por la sociedad Grupo Café Britt S.A., que reconoció “la propiedad, notoriedad y fama de las marcas de la Federación (…) a nivel internacional”.
Así mismo se comprometieron a no utilizar, ni directa ni indirectamente, material que sea propiedad intelectual de la Federación, una decisión que se extenderá “a todas las operaciones” que tenga el Grupo fuera de Costa Rica o por sus subsidiarias.
El acuerdo estableció además que el incumplimiento por parte del Britt “conllevará no sólo las sanciones legales del caso, sino multas que se elevan a 10.000 dólares por cada incumplimiento”, subrayó la Federación de Cafeteros de Colombia.
Para Silva se trató de “un caso típico” en el que un tostador de café, “busca aprovecharse del prestigio y la notoriedad de la marca” y comunica de manera “engañosa y negativa a los consumidores de su país o los consumidores internacionales, que ése café es mejor que el colombiano”.