EL CAFÉ FILTRADO ES MENOS PERJUDICIAL PARA LA SALUD
Jesús Gil Roales-Nieto, investigador de la Universidad de Almería, ha dirigido un trabajo sobre el efecto hipercolesterolémico del café.
Concepción Ruiz
Jesús Gil Roales-Nieto
Mediante un contrato de investigación con un diseño experimental muy riguroso el grupo de la Universidad de Almería (UAL) ‘Psicología y Salud’ ha observado un descenso de los niveles de colesterol en los consumidores asiduos de café cuando cambian sus hábitos para consumir un tipo de café filtrado proporcionado por la Compañía Internacional de Café, S.A, la empresa que financió el contrato de investigación.
Desde finales de los años 80 y durante los 90 se han estudiado los posibles componentes hipercolesterémicos del café, encontrando que dos alcoholes diterpénicos llamados cafestol y Kabehol, que se liberan durante la preparación del café,que son capaces de incrementar los niveles de colesterol, según declaraciones del investigador principal, Jesús Gil Roales- Nieto.
Los estudios realizados han demostrado que dependiendo de la modalidad de preparación del café seleccionada por el consumidor, su ingesta puede afectar en mayor o menor medida a sus niveles de colesterol. De este modo, los cafés filtrados mediante filtros de papel son capaces de retener los alcoholes producidos. Sin embargo, el café sin filtrar incrementa la cantidad de cafestol y kahweol presentes en el líquido que se bebe. Esta línea de investigación, iniciada en los Países Nórdicos, por su tradición de tomar el café hervido, ha dado lugar a un riguroso estudio realizado bajo la dirección de Gil Roales-Nieto, que por primera vez señala cambios de importancia clínica.
Un cambio beneficioso
Se prepara otro estudio con personas con riesgos cardiovasculares
Treinta voluntarios consumidores de entre tres y siete cafés al día, una selección realizada para explorar el efecto dosis-respuesta, han sido el objeto de análisis en esta investigación. Durante nueve meses se ha medido a cada sujeto los niveles de colesterol total, colesterol LDL (colesterol malo), colesterol HDL (colesterol bueno) y triglicéridos cada quince días. Los resultados obtenidos indicaron una línea base muy estable, es decir, bajo las condiciones de dieta y de consumo de café habituales los niveles de colesterol se mantenían estables. Una fase inicial que se desarrolló durante los tres primeros meses.
Posteriormente, durante otros tres meses, los sujetos, manteniendo las mismas condiciones, sólo podían tomar el café especial suministrado por el grupo de investigación. En este caso, el café se preparaba a modo de infusión. Al realizar los análisis de colesterol cada quince días, al igual que en el caso anterior, se observó que en la mayoría de individuos los niveles de colesterol total y LDL disminuyeron, mientras que los de HDL se incrementaron, lo que supone un efecto beneficioso en el organismo. “Tras la fase experimental, al volver a los hábitos normales de consumo de café, se recuperaron los niveles iniciales de colesterol”, según Gil Roales-Nieto.
Sin embargo, la novedad y mayor validez del estudio radican en el perceptible cambio producido en los sujetos durante el experimento, aunque la respuesta también “depende de otros factores de riesgo individuales”, lo que provoca “una respuesta individualizada”, según ha explicado el investigador, Jesús Gil.
Para poder concretar aún más en las características y riesgos individuales de los sujetos seleccionados, este grupo prepara otro estudio con personas que tengan riesgos cardiovasculares (como los mayores de 60 años) u otras patologías, como la obesidad.
Jesús Gil Roales-Nieto, investigador de la Universidad de
Almería, ha dirigido un trabajo sobre el efecto hipercolesterolémico del
café.
Concepción Ruiz
Jesús Gil
Roales-Nieto
Mediante un
contrato de investigación con un diseño experimental muy riguroso el grupo de la
Universidad de Almería (UAL) ‘Psicología y Salud’ ha observado un descenso de
los niveles de colesterol en los consumidores asiduos de café cuando cambian sus
hábitos para consumir un tipo de café filtrado proporcionado por la Compañía
Internacional de Café, S.A, la empresa que financió el contrato de
investigación.
Desde finales de los años 80 y durante los 90 se han
estudiado los posibles componentes hipercolesterémicos del café, encontrando que
dos alcoholes diterpénicos llamados cafestol y Kabehol, que se liberan durante
la preparación del café,que son capaces de incrementar los niveles de
colesterol, según declaraciones del investigador principal, Jesús Gil Roales-
Nieto.
Los estudios realizados han demostrado que dependiendo de la
modalidad de preparación del café seleccionada por el consumidor, su ingesta
puede afectar en mayor o menor medida a sus niveles de colesterol. De este modo,
los cafés filtrados mediante filtros de papel son capaces de retener los
alcoholes producidos. Sin embargo, el café sin filtrar incrementa la cantidad de
cafestol y kahweol presentes en el líquido que se bebe. Esta línea de
investigación, iniciada en los Países Nórdicos, por su tradición de tomar el
café hervido, ha dado lugar a un riguroso estudio realizado bajo la dirección de
Gil Roales-Nieto, que por primera vez señala cambios de importancia
clínica.
Un cambio beneficioso
Se prepara otro estudio con personas con riesgos
cardiovasculares
Treinta
voluntarios consumidores de entre tres y siete cafés al día, una selección
realizada para explorar el efecto dosis-respuesta, han sido el objeto de
análisis en esta investigación. Durante nueve meses se ha medido a cada sujeto
los niveles de colesterol total, colesterol LDL (colesterol malo), colesterol
HDL (colesterol bueno) y triglicéridos cada quince días. Los resultados
obtenidos indicaron una línea base muy estable, es decir, bajo las condiciones
de dieta y de consumo de café habituales los niveles de colesterol se mantenían
estables. Una fase inicial que se desarrolló durante los tres primeros
meses.
Posteriormente, durante otros tres meses, los sujetos, manteniendo
las mismas condiciones, sólo podían tomar el café especial suministrado por el
grupo de investigación. En este caso, el café se preparaba a modo de infusión.
Al realizar los análisis de colesterol cada quince días, al igual que en el caso
anterior, se observó que en la mayoría de individuos los niveles de colesterol
total y LDL disminuyeron, mientras que los de HDL se incrementaron, lo que
supone un efecto beneficioso en el organismo. “Tras la fase experimental, al
volver a los hábitos normales de consumo de café, se recuperaron los niveles
iniciales de colesterol”, según Gil Roales-Nieto.
Sin embargo, la
novedad y mayor validez del estudio radican en el perceptible cambio producido
en los sujetos durante el experimento, aunque la respuesta también “depende de
otros factores de riesgo individuales”, lo que provoca “una respuesta
individualizada”, según ha explicado el investigador, Jesús Gil.
Para
poder concretar aún más en las características y riesgos individuales de los
sujetos seleccionados, este grupo prepara otro estudio con personas que tengan
riesgos cardiovasculares (como los mayores de 60 años) u otras patologías, como
la obesidad.