Por: Amarylis Dávila Especial para ESCENARIO Hace unas semanas, mientras visitaba La Enoteca de Ballester, me ofrecieron un café que estaba realmente excepcional. Resulta que un nuevo producto del portfolio del distribuidor y que el café en cuestión es de nuestros cafetales de Adjuntas. Organizamos una excursión inmediatamente, la cual resultó en una fantástica experiencia educativa, por lo cual, me complace muchísimo compartir algunas imágenes con nuestros lectores. Para empezar, la marca es Café Bello, elaborado al cien por ciento de distintos clones de la mejor variedad del mundo que es la arábica. La finca era desde hace tres generaciones una finca de una fruta que se conoce como cidra. Esta fruta no se consume directamente del arbusto sino que se procesa para pastelería, como los panetones. La cidra puertorriqueña, era muy cotizada en Europa y el mercado era uno muy saludable hasta hace unas décadas cuando entró Brasil en este mercado y con sus bajísimos precios, aunque no con la misma calidad, desplazó la producción de nuestra isla. A cargo de la producción de la cidra se encontraba una familia holandesa que se había establecido también en Jamaica donde se dedicaban a la industria azucarera. Actualmente, Andrés de Jong, hijo, un joven que se considera tan puertorriqueño como los de ascendencia totalmente isleña, está a cargo de la finca. Pero la historia que escribe Andrés, no es de la cidra, sino del café. Poco a poco se fueron convirtiendo las parcelas a la siembra de este excelso grano. La producción se vendía en su totalidad a grandes marcas, las cuales mezclaban los granos para lograr una mayor producción. De Jong, consciente de la calidad de experiencia que puede producir su café, decidió llevar su producción directamente a nuestras mesas, y con el apoyo de Ballester Hnos., en la distribución y el mercadeo, es como nace la marca Café Bello. |