CATADORA DE CAFÉ

Empezó como por casualidad, «tacita a tacita» -dice con gracia-, hizo un curso en Brasil, conoció los cafetales, el proceso de selección, cómo se debe probar… y se hizo una catadora de café. Desde entonces han pasado treinta años y hoy Adela Merino se encarga del análisis sensorial del proceso de la fábrica de Prosol, en Venta de Baños. Ha necesitado tomarse muchas tazas y educar sus sentidos para tener sus actuales virtudes como catadora. El único inconveniente es que ha desarrollado un olfato tal que no solo no hay café que se le resista, sino que no es ajena a ningún aroma por imperceptible que parezca.

-¿La forma de hacer el café influye en su sabor final?

-Sí, influye el tueste y la molienda, además del conjunto de orígenes del café. Siempre hay que hacer un tueste natural sobre el café en grano y una molienda no excesivamente fina.

-¿El aroma es tan importante como el sabor?

-Es tan importante o más el olfato que el paladar. Hay que tener muy desarrollados todos los sentidos, incluso el oído, porque un café tiene que llegar hasta el cerebro cuando lo pruebas.

-¿El café que se comercializa en España tiene algo que ver con el que producen países como Brasil o Méjico?

-El café de cada país tiene su toque de sabor, lo mismo los solubles que los tostados. En España, el más común es el que tiene 30% de torrefacto, si bien el mejor es el de tueste natural total.

-¿Tendrán los catadores de café tanto carisma como los de vino?

-No, apenas hay catadores de café. Sobre el vino hay libros y todo un mundo, pero no sobre el café.

-Igual que los catadores de vino muerden queso o manzana entre una y otra prueba. ¿Qué se llevan a la boca los catadores de café?

-La manzana es lo que mejor te limpia la boca, pero yo ahora no necesito nada. No hay que fumar ni comer durante la jornada de trabajo.

-Un consejo para tomar un buen café…

-Comprarlo en grano para molerlo y tomarlo reciente. El café molido que sobra se conserva muy bien en el congelador.

-¿Solo y sin azúcar?

-Sí, el azúcar lo estropea y la leche lo mata.

-¿Con usted será difícil tomar un café que le guste?

-Me tomo un café cuando quieras, no tengo problema.